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Principales situaciones en las que tener un seguro de vida

A medida que nuestra vida va avanzando nos volvemos más previsores y precavidos, tomamos conciencia de que la vida puede cambiar en un solo segundo. En este sentido, el seguro de vida es un producto de vital importancia si queremos anticiparnos a situaciones complicadas de prever, puede ayudarnos a hacer frente a nuestro día a día de una manera más llevadera:

  • Nos garantizar que nuestra familia percibirá unos ingresos por un plazo de tiempo determinado.
  • Nos ofrece cancelar saldos de deudas pendientes.
  • Incluso pueden tener un complemento para la jubilación.


El seguro de vida es un contrato que firma un particular (tomador) con una aseguradora y en virtud del cual, la aseguradora, a cambio de un precio o prima que esta defina, se obliga a pagar un determinado capital, una renta u otras prestaciones al tomador del seguro o a otra persona que él haya designado en caso de que se produzca durante la vigencia del seguro alguna de las situaciones cubiertas (fallecimiento, invalidez, enfermedad, etc.).

En los seguros de vida existen los siguientes elementos que se han de dar necesariamente:

Aseguradora: es la empresa que cobra el precio y se obliga a pagar la prestación acordada en caso de que se produzca la situación o riesgo cubierto.

Tomador: es la persona que contrata el seguro y quien paga la prima.

Asegurado: es la persona cuya vida se asegura. Puede coincidir con el tomador o ser diferente a este.

Beneficiario: es la persona o personas, designadas por el tomador, que recibirán la prestación en caso de que se produzca la situación cubierta. La designación del beneficiario puede hacerse en la póliza, en el testamento, mencionándolo expresamente o en una declaración escrita, que debe comunicarse de forma clara y concreta a la entidad aseguradora.